Ese Club del que ahora todos hablan nació en lo que era un pueblo en ese entonces, dos años después de
que mi abuela llegara de Polonia. Se hizo de bien abajo, lo crearon en
el taller de un carpintero. Con los años se asoció a la AFA y entró a
jugar en la D, ascendió en el 74 pero el año en que nací, se fue a la D y
así estuvo, yendo y viniendo, hasta que un fresco 18 de mayo, en la
cancha de mi querido Lobo, mi primo Rodrigo mete un gol que hizo
estallar a Berisso en un alarido que descargaba frustraciones,
sufrimiento y una tremenda, pero tremenda alegría. Creí que no iba a
vivir cosa semejante, no sabía que una semana después, en la misma
cancha, mi Lobito iba a lograr un milagro...
Nunca nos
imaginamos que ese Club, el Club vecino, el de los pibes del barrio, iba
a llegar tan lejos. Ese día Berisso fue una fiesta, la gente no durmió.
Pero como me pasó a mi una semana después de ese 18, nunca nadie se
imaginó lo que iba a pasar unos años después... Nadie lo podría haber
soñado nunca, y pasó. Pasó señores. Qué me van a venir a decir a mi que
las cosas no llegan, que las cosas no se cumplen? Que no se puede soñar
con más?
Todo llega, hasta lo que no esperás porque no te atrevés ni a pensarlo por ser tan gigante.
Ésto es gigante señores, hace un tiempo no estaba ni en los sueños. Y pasó.
Gracias a ese plantel que me hizo vivir aquella primera emoción y gracias a éste, que consigue lo no pedido.
Mi respeto y admiración para siempre.
Qué lindo es el fútbol carajo!
Jim. Tripera, Villera y Feliz
Para vos Padrino, que hoy pintaste el cielo celeste para festejar.
No puedo parar de llorar la puta madre!
“Una persona puede cambiar de nombre, de calle, de cara. Pero hay una cosa que no puede cambiar… No puede cambiar de pasión."Sandoval. El secreto de sus ojos