De los fumadores podemos aprender la tolerancia. Todavía no conozco uno solo que se haya quejado de los no fumadores.
Alessandro Pertini
No
quiero decir que dejé de fumar, porque es mentira, no quiero decir que
quiero dejar de fumar porque realmente aún no lo sé... Lo que sí sé es
que me gustaría en algún momento ganarle al vicio (esa es una buena
meta, ya hablé muchas veces de que no me gusta perder a nada...)
No
quiero pensar en ningún momento en estar fumando un cigarrillo y de
antemano saber que es el último, sería para mi algo así como velarlo (y
en mi vida fui a un velorio). Me gustaría fumarme un último pucho sin
saberlo, y al tirarlo no pensar en que no quiero fumar más; sólo me gustaría no volver a hacerlo...
En
algunos momentos de mi corta vida de fumadora (como una boluda agarré
el vicio a los 21, "una estúpida adulta") he querido e intentado dejar
de fumar. Probé comiendo chupetines que no solamente me hacían parecer
una nena tonta de secundario sino que, también me hacían engordar, tanto
o más que el dejar la porquería en cuestión. Otra de las terapias que
he llevado adelante fue una "alternativa" no le hacía mal a nadie, sólo a
mi cerebro por lo insanamente loca que era, entonces probé! Se trataba
de pensar en cierta cantidad de puntos, dispuestos de una manera
particular que formaba algo así como una figura maya, inca, azteca o de
esas que se suponen dibujadas por seres superiores (?). bueno la
cuestión es que cada vez que quería fumar tenía que pensar en esos
puntos, y seguir esa figura con el dedo hasta que se me fueran las
ganas. nunca funcionó, si querían ganarme por cansancio, no lo han
logrado!
En otra oportunidad me dijeron que para no
fumar tenía que tomar agua... Pues más de los dos litros recomendados he
tomado, la piel era un lujo, pero los pulmones seguían chamuscados...
Otras
alternativas fueron bañarse, cepillarse los dientes... He quedado
limpitísima y con una sonrisa Colgate (cosa que ayudó también con el
tema caries producida por la ingesta indiscriminada de chupetines), pero
con el pucho en la mano...
Pero bueno, la idea no es hablar de mi sino de todo aquel que deja el vicio y entra a una nueva vida, la del EX FUMADOR.
La
primera fase de un ex fumador es la de la irritabilidad, todo te
calienta, todo lo querés romper, tenés ganas de trompearte con la
vida... Pasás a ser Dr. Jekyll y Mr. Hyde a la vez, no importa raza,
religión ni color, le dás golpe al que se te cruce.
Cuando digo
que sos Mr. Hyde me refiero a Hyde Hyde, no fue ninguna metáfora! tu
comportamiento es a lo loco, las manos te sudan, la voz se
ajoaquinsabiniza y tosés que se te va a salir el pulmón. Etapa exorsismo
la llamaría...
Llega la etapa en donde no tenés otra
conversación que no sea, "hoy hace dos días que no fumo", o "llevo dos
meses sin tocar un pucho" das consejos a amigos, a parientes, a no
conocidos, parás a la gente que se va a prender un cigarro en la calle,
etc... La llamo etapa madre primeriza...
Vas perdiendo
amigos, afrontalo, ya no tenés ganas de ir con ellos a esos bares
lleeeeenos de humo en donde eras como el socio vitalicio... Ya no da, la
ropa se te llena de humo. Etapa hermitania.
Ciertos
estudios aseguran que dejar de fumar disminuye el apetito sexual, cómo,
cómo, cómo??? Naaaaaaaa!! Además de engordar, gastar plata en comida
porque tenés ansiedad, de comprarte ropa nueva porque no te entra la que
usabas cuando fumabas, de poder apreciar los "olores" de la gente en el
colectivo, de perder amigos, no frecuentar los lugares de antes, que te
cambie el humor, la voz y la personalidad voy a PERDER EL APETITO
SEXUAL???
OLVIDATE! Me fumo un pucho y vuelvo!
Jim (nunca te dejaré... No lo haré! - Sí lo harás! - No, no lo haré!!!)
