Bienvenidos...

espero comentarios (si no son buenos ni se gasten!)

jueves, 2 de abril de 2015

Malvina y Soledad



Mediante una operación llamada Rosario, ideada por el Alte Jorge Anaya, la Junta Militar decide el desembarco en Malvinas la madrugada del 2 de abril de 1982.

En un momento político realmente nefasto para la sociedad, que dejaría un daño irreparable, que desarmaría más de 30.000 familias, hijos sin padres, hermanos sin hermanas, padres sin hijos, abuelos sin nietos, un par de locos jugando a ser Dios deciden, solucionar un conflicto que venía desde el 33, no 1933: 1833…
Obviamente un par fueron las causas que los llevaron a tal plan, pero una de ellas fue considerar que, como el Reino Unido les había dado a los isleños la ciudadanía de segunda clase, las islas le importaban poco; el proveerse de armamento y gente les sería complicado por las distancias; que como éramos un país “modelo” toda América nos iba a ser aliada y no los iba a ayudar, entonces ganar la guerra iba a ser fácil... En casa siempre me enseñaron lo mismo: “no cuentes los pollos antes de nacer”, se ve que a vos no te lo dijeron y seguiste adelante con tu idea. ¿En serio pensaste que toda América te iba a apoyar? Que le ibas a ganar la guerra a un país líder en colonialismo, en toma, en posesión y que lo ibas a hacer con pibes de 18 años, inexpertos, que no sabían lo que era un FAL hasta que tuvieron que, en un lugar desolado, cagados de frío y de hambre cargar uno por salvar su propia vida? Además de borracho y omnipotente te creíste genio… Bueno, no.
Terminé personificando y no es la idea, fue culpa de muchos.
La idea es rendirle homenaje a los 649 argentinos que quedaron, y a los que volvieron: abrirles las cortinas de esos micros y hacerlos llegar a plena luz del día, con un pueblo esperándolos con Banderas en las manos, con “Gracias” en las bocas, con abrazos que quiten un poco tanto frío, con palabras que calienten tanta desolación, tanta impunidad. 
Soldados de Malvinas por convicción, por decisión o por sorteo, no importa, hicieron por muchos lo que ellos mismos no se hubieran animado, atrincherados y cagados en las patas defendieron a su familia, a su pueblo, me defendieron a mí… 
Sin saber cómo, a como pudieron. 
A ustedes, mi más absoluto respeto.
A los otros ya le está quedando chico el infierno.

Pido perdón como argentina por todo lo que merecieron y no tuvieron. Me queda la esperanza de que algún día, y de forma menos absurda y totalmente pacífica, vuelva a izarse la Bandera Argentina en los mástiles de las Islas Malvinas, las Georgias del Sur y las Sándwich, como hace 30 años, como en ese 3 de abril, cerca del mediodía.



Oscar "el Coli" Zeballos (el pibe de la izquierda), vivió ese infierno, pero nada, absolutamente nada, le sacó toda la alegría que transmite al verlo y ni hablar al escucharlo. 

El Coli, de esa guerra, mi orgullo más cercano. Beso primo! 


Jim 
(como dijo San Martín, "una derrota peleada vale más que una victoria casual")


"Cada cazco, una cabeza,
cada cabeza, un hombre,
cada hombre, una vida..."
Honor y Gloria a los caídos en Malvinas
Honor y Gloria a los que volvieron...

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo!! Fue una locura! Pero a los que pusieron el pecho, no les podemos decir lo absurdo del hecho. Ellos deben tener el respeto que merecen porque si no, el horror que vivieron perdería sentido.
    Una sola cosa, San Martín era un estratega que sabía lo que hacía, los que estaban al mando de esto, eran peligrosos por omnipotentes!

    ResponderEliminar

Me gustaría leer qué te pareció!